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Las parasitosis son también un problema de educación sanitaria

Así lo indica un estudio de investigadoras de la UNL realizado en el barrio Chaco Chico de Santa Fe. El 94,84% de los niños estudiados están infectados con enteroparásitos. Las pautas culturales de algunos sectores facilitan las infecciones.

Tras indagar en el comportamiento de madres de un barrio santafesino y la presencia de parásitos en sus hijos, investigadoras de la Universidad Nacional del Litoral concluyeron que la falta de educación sanitaria propicia la presencia de la enfermedad.

Para las científicas, la educación sanitaria que reciben es "escasa" e "ineficaz" y no existe una planificación de la instrucción con un abordaje interdisciplinario y permanente, lo que se relaciona con la alta prevalencia de la enfermedad entre la población infantil.

El estudio se realizó entre madres e hijos del barrio Chaco Chico, de Santa Fe, donde se detectó que el 94,84% de los niños están infectados con enteroparásitos (28% de poliparasitismos y 26,32% de reinfecciones). "La falta de asociación entre el nivel de educación sanitaria sistemática y asistemática de las madres y la variable hijos para y poliparasitados refuerza la idea de la ineficacia del proceso educativo", dicen las conclusiones del trabajo final de licenciatura realizado por la docente María Laura Birri, de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) y dirigido por la Bioq. Marta Bezombe y codirigido por la Mag. Marcela Manuale, de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB), que fue publicado en la revista "Aula Universitaria".

Además, el escrito concluye que "la educación sanitaria es escasa porque el 70% de las madres negó haberla recibido, e ineficaz y consecuentemente nula porque no ha podido modificar ciertas pautas culturales", entre las que enumeran: deficiente higiene personal y del ambiente, incorrecta instalación y uso de letrinas, almacenamiento y transporte del agua en recipientes supuestamente contaminados, o el hecho de permitir a los niños estar descalzos.

El trabajo
La investigación se dividió en dos grandes etapas: en la primera, se realizó un diagnóstico parasitológico de la población -sobre una investigación retrospectiva de ocho meses- y se evaluaron los factores ecológicos y sus condiciones socioeconómicas (según indicadores fijados por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos) y de educación. La segunda etapa consistió en una evaluación histórica del estado parasitario de la muestra y su relación con el nivel de educación sanitaria de las madres, fundamentalmente por la responsabilidad que tienen sobre la salud y la higiene de sus hijos y su vivienda.

La población investigada estuvo representada por niños menores de 14 años, hijos de madres carecientes que concurren en forma espontánea al centro asistencial. Según el estudio, el 94,84% de esos chicos está parasitado, aun cuando recibieron asistencia médica, bioquímica y provisión de medicamentos en forma permanente y gratuita.

"Considerando el alto nivel de reinfecciones, se deduce que la finalidad original de dicho centro asistencial (prevención primaria de la salud) en lo que respecta a las parasitosis ha sido sustituida por medidas de acción terciarias al intentar, a través de tratamientos farmacológicos (correctos pero infructuosos), recuperar el estado de salud perdido", dice el trabajo.

Sobre la enfermedad
Las enteroparasitosis afectan particularmente a los niños entre 4 y 14 años, fundamentalmente si viven en zonas que carezcan de adecuadas condiciones ambientales. Es el caso de Chaco Chico, que carece de los servicios municipales de asfalto, alcantarillado, cloaca, agua corriente y luz eléctrica intradomiciliario. Los parásitos se contagian, principalmente, siguiendo la vía fecal-oral, por lo que la higiene se vuelve indispensable para evitar las infecciones y reinfecciones.

Para evaluar los niveles de educación sanitaria de las madres, las investigadoras tuvieron en cuenta el nivel de educación alcanzado por las madres (educación sistemática): si bien sólo el 30% alcanzó a completar el ciclo primario, el promedio de las encuestadas cuenta con cuarto grado aprobado, "situación que no representaría un obstáculo para conformar una población receptora de la escasa información necesaria para evitar las posibles infecciones con parásitos intestinales", dice el trabajo. Además, evaluaron la educación asistemática; en este caso, comprobaron que sólo el 30% dijo haberla recibido en casas de familia, en consultas individuales con el médico o en el comedor comunitario. "Esta acción -dice el escrito- resulta insuficiente, al analizar los elevados índices de infección y reinfección en la población infantil".

Paralelamente, el 100% de las madres que aseguran "estar educadas sanitariamente" tienen hijos parasitados, lo que "refuerza la nulidad del proceso educativo como generador de cambios de conducta en las madres para revertir la problemática". Asimismo, se determinó que no existe asociación entre el nivel de educación sistemática de las madres y la infección en los chicos (el 88,89% de los chicos parasitados está conformado por hijos de madres con 7º grado), "lo que evidencia la ineficacia del proceso educativo en lo que respecta a prevención de las enteroparasitosis".

Para lograr un control paulatino de la enfermedad, las investigadores proponen la implementación de programas de prevención y control de infecciones parasitarias intestinales, proyectos de cooperación comunitaria y la planificación de la educación sanitaria de los pobladores de barrios marginales, teniendo en cuenta sus necesidades y pautas culturales, con un abordaje intersectorial y permanente en el tiempo.

Trabajo: "Relación entre parasitosis intestinales y grado de educación sanitaria de la población", revista "Aula Universitaria", Nº 6, 2004.

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